El Presidente de la Nación llegó al Congreso para la apertura de sesiones extraordinarias, donde comenzó haciendo énfasis en el contexto de tensión entre las potencias internacionales y los 40 años de democracia ininterrumpidas en el país.

Alberto Fernández arribó al Palacio Legislativo a las 11.30 y fue recibido en la explanada por los directores de ceremonial del Senado y de Diputados, Nelson Periotti y Aníbal González. A continuación, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner lo acompañó al salón Azul del Senado para la firma del libro de actas, junto a la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau y la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala.

"Un año atrás me dirigí a ustedes para advertirles del contexto singular que estábamos atravesando", inició su discurso el mandatario, en referencia a la pandemia y la "invasión militar rusa sobre Ucrania, que asomó inexplicablemente hacia una invasión militar y fue escalando de tal modo que al día de hoy desconocemos el desenlace del conflicto".

Después de un raconto de los logros del Gobierno con sus políticas en diferentes ámbitos y acompañado por testimonios de personas especialmente invitadas para darlos, ingresó en una zona ríspida para la oposición que estaba presente ya que se pronunció en contra de la injerencia del Poder Judicial respecto de las políticas de los otros poderes.

Sin embargo, en lugar de retroceder el Presidente agradeció los insultos y prosiguió firme en sus afirmaciones donde no sólo criticó la cautelar que favoreció a la Ciudad de Buenos Aires en la coparticipación, sino que denunció el carácter de inhabilitación política para la Vicepresidenta urdida sin ningún tipo de pruebas y sólo con afirmaciones donde primó condenar la autoría por sobre los hechos.

 

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Télam / HORACERO