
En este segundo artículo sobre su visita a La Habana, Rodolfo recorre una de las calles más antiguas y emblemáticas de la ciudad para descubrir nuevos lugares.
En este tercer capítulo sobre su visita a La Habana, Rodolfo se sube a un almendrón -auto viejo pero bien preparado como taxi- rumbo al Paseo del Prado.
Opinión 17/04/2023 Por Rodolfo Paolantonio*Por Rodolfo Paolantonio*
Tercer día en La Habana.
No es que tenga tanta memoria, pero guiándome por las fotos que tomo día a día documentando el viaje, me ayudan en los recuerdos de aquellas jornadas.
De mañana temprano, lógicamente después del desayuno, arranco hacia la Avenida San Lázaro a 3 cuadras del hospedaje.
Una calle por donde circulan los taxis, autos viejos bien preparados, almendrones que le dicen, que van recorriendo avenidas y calles y que, generalmente tienen como punto de llegada el Parque Central en La Habana Vieja. Muy baratos, compartidos, donde la gente sube en distintos puntos del recorrido. Suelen llevar entre 4 y 5 pasajeros.
Esta vez no recorrí a pie los 2 km de calle Neptuno que me separan del Parque. Decidí subirme a un almendrón hacia el Paseo del Prado.
El paseo del Prado es una importante y clásica avenida de La Habana.
En su trayecto norte-sur se localiza en la concurrida zona de La Habana Vieja y a solo una cuadra de la Calle Industria, que marca el límite con Centro Habana. Se extiende desde la Fuente de la India y la Plaza de la Fraternidad hasta el Malecón.
Fue construido en 1772 bajo el gobierno colonial del marqués de la Torre, que en aquellos momentos era una de las colonias españolas más florecientes de América. Su primer nombre fue el de Alameda de Extramuros, por hallarse afuera de las grandes murallas que cercaban la ciudad.
En 1928 el arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier rediseñó la avenida para convertirla en uno de los paseos más importantes de La Habana y de América Latina.
Fue sembrado con árboles y se colocaron bancos de mármol. Además, se ubicaron ocho estatuas con figuras de leones hechas de bronce, que parecen custodiar el paseo.
Está dividido en cuatro secciones fundamentales bien delimitadas: el Paseo, el Parque Central, la Explanada del Capitolio y la Plaza o Parque de la Fraternidad.
La historia de los leones del Paseo es muy particular. La Habana era el puerto más importante para España en el Nuevo Mundo por lo que era necesario protegerlo de corsarios y piratas. Entonces se decidió fortificar la bahía y se compró cientos de cañones para proteger y defender la ciudad en fortalezas como el Castillo del Morro.
Durante la etapa postcolonial se comprobó que los cañones resultaban obsoletos, por lo que se funde su bronce y se utiliza para crear las esculturas de los leones.
En 1929 se manda a esculpir estos leones a gran escala para ser colocados a lo largo del paseo. Siguen ahí y se han convertido en un símbolo de La Habana.
Bajo del taxi en la esquina de Neptuno y Del Prado y recorro el Paseo hasta llegar a lo que me interesaba: el malecón en donde, enfrentada mar mediante, está ubicada la vieja defensa de La Habana o sea el castillo de los Tres Reyes, también conocido como castillo del Morro que es el símbolo, junto con el Capitolio y la Giraldilla de La Habana.
Fue construido en 1585 durante el periodo imperial español. Su posición estratégica en un cerro fue reconocida casi tan pronto como el puerto de la Habana empezó a adquirir la importancia que tuvo en la provincia de ultramar española.
En los años 1990 se trabajó en el rescate y preservación del sistema de fortificaciones de la ciudad, pasando estas a desempeñar nuevas funciones.
El castillo del Morro mantiene desde entonces una activa vida, sus salones funcionan como galería y en sus espacios una animada vida cultural no cesa. A su vez dos restaurantes y un bar se albergan en sus antiguas baterías con extraordinarios panoramas del litoral habanero.
Muy cerca se encuentra la Fortaleza San Carlos de La Cabaña en donde se suele realizar, en Febrero, La Feria del Libro, una gigantesca muestra de las letras en papel. Allí estuvimos en el año 2018.
Luego de múltiples tomas y filmaciones, con el mar como base entre mi cámara y el castillo, retomo la avenida en sentido inverso hacia el Parque central por el hermosísimo Paseo del Prado, a pie, haciendo camino al andar.
Hasta la próxima AGUARDIENTE.
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*Rodolfo Paolantonio forma parte del Consejo de Redacción de HoraCero, dirige Radio La Maga y conduce el El Arcón, un programa radial temático. Produce los programas El Banquete, Los Recitales de La Maga y Los Libros de la Buena Memoria. También coordina el sitio web El Arconauta. Además es responsable de las realizaciones audiovisuales de estos sitios.
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