El crimen del pastor pentecostal conmocionó a la sociedad rosarina, ya que en su actividad como militante del partido Ciudad Futura había enarbolado la lucha contra el delito como bandera de lucha. Razones no le faltaban, dos de sus hijos habían caído víctimas de disparos. Uno de ellos, Jeremías, en el episodio conocido como el Triple Crimen de Villa Moreno; el otro, Jairo, fue ultimado años más tarde a la salida de un lugar nocturno.
En diferentes reportajes, Eduardo Trasante había mencionado que provenía de una familia muy humilde, con penurias económicas muy grandes. También supo hablar de la militancia peronista de su padre, pero también de la violencia doméstica que generaba su progenitor hacia todos los miembros de su familia. Sin embargo, esto cambió cuando el padre comenzó a asistir a una iglesia evangélica.
Esos rasgos de militancia peronista y conversión religiosa influyeron en Trasante quien decidió estudiar y ordenarse como pastor. Su prédica en sectores humildes se tornó más social cuando se involucró en temas vinculados con el delito y el narcotráfico, moneda corriente en Rosario. Su lucha lo llevó a presentarse como candidato a concejal por Ciudad Futura, pero como edil solo estuvo en el Concejo un año. La disidencia respecto de la legalización del aborto y una denuncia por acoso hicieron que renunciara a su banca.
Conocido el crimen del ex edil, el espacio Ciudad Futura al que perteneció, reclamó celeridad en la investigación para dar con los responsables del fatídico hecho. El pedido fue respaldado por el diputado Carlos Del Frade, quien solicitó que todos los partidos deberían unirse para terminar con el negocio del narcotráfico. El legislador dijo que el crimen de Eduardo Trasante fue un mensaje mafioso.
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Fuentes: La Capital - El Ciudadano - Rosario 12 - El Eslabón / HoraCero